Recomendamos: “Sin arreglo” Chango Farías Gómez.
Uno de mis preferidos… el “Chango” Farías Gómez.
Luego de muchos años de trabajar con arreglos vocales -desde los años sesenta, con los Huanca Hua, el Grupo Vocal Argentino y luego con M. P. A.-, se animó a poner su voz en el rol protagónico de tradicionales del folklore como “Zamba del Carnaval”, “Nostalgias tucumanas”, “Zamba del grillo” (“con un tratamiento curioso que va a dar que hablar”, anuncia), el tango “Vieja viola” y “Te recuerdo Amanda”, de Víctor Jara; la mayoría de las veces con instrumentaciones mínimas y otras con sus habituales ocurrencias rítmicas y armónicas. También incluyó “París, junio del 78”, que escribió para su hijo Facundo, mientras estaba exiliado en Europa.
Chango sin arreglo es el título que eligió Chango Farías Gómez para su regreso al disco después de ocho años sin grabar.
La idea del título tiene más que ver con la condición pintoresca del personaje que con la música: si algo tiene el disco es un minucioso trabajo de arreglos musicales que van de la mutación en bossa nova de Zamba del grillo (Yupanqui) a la hermosa versión del tango Vieja viola (Frías y Correa).
El álbum rescata la entrañable faceta de Farías Gómez como cantante, esa tensa expresividad siempre al borde de la desafinación. En ese sentido, el dramatismo de Te recuerdo Amanda (Víctor Jara) y la desolación de Zamba de Carnaval (Cuchi Leguizamón) encuentran en la interpretación de Chango una economía exacta, un tono austero y profundo.
Rodeado de un seleccionado de músicos entre los que se destacan Diego Rolón (guitarra), Norberto Córdoba (bajo) y una cantidad de percusionistas (Facundo Farías Gómez, Tavo Kupinski, Sebastián Peyceré), una de las características que hacen que Chango Farías Gómez sea quien es en el folclore argentino es la claridad con que plantea y ejecuta sus conceptos musicales.
Desde Huanca Huá hasta La Manija pasando por Músicos Populares Argentinos, siempre se preocupó por ampliar paisajes y mapas sonoros sin tropezar con veleidades vanguardistas. Escuchar su vibrante versión instrumental de Nostalgias tucumanas (Yupanqui) y su entramado de fluguel (a cargo de Carlos Huerta), bandoneón (Walter Ríos) y guitarra eléctrica (René Rossano) que evoca a cierto jazz fusión de los 70 puede resultar una experiencia reveladora.