Día Internacional del Turismo: cuando la única atracción está cerrada.
Hoy, mientras el mundo celebra el Día Internacional del Turismo, en La Madrid nos encontramos con una paradoja dolorosa: el balneario municipal, nuestra única atracción reconocida, permanece cerrado. Lo que debería ser un lugar de encuentro, disfrute y proyección, hoy es un espacio de candados, tranqueras y carteles de prohibido.
Un oyente lo resumió con la sencillez que da la experiencia cotidiana: “Día hermoso, sin viento. Sol a pleno, silencio de domingo. Mate, libro y la eternidad por delante. Entro al balneario y me encuentro con zonas prohibidas, tierra arada, tranqueras cerradas y ambiente de censura. Me siento un extraño, un forastero”.
Ese testimonio revela más que una anécdota. Expone una realidad repetida: la improvisación, la falta de planificación y la ausencia de una mirada estratégica sobre lo que significa el turismo para una comunidad como la nuestra. Hace unos días, mientras se organizaba un seminario para “Intérpretes turísticos”, el único espacio que podría ofrecerse a un visitante seguía vedado. ¿Qué interpretamos entonces? ¿Cómo explicar que, mientras en otras localidades se preparan con meses de anticipación para recibir visitantes, aquí llegamos siempre a destiempo?
El balneario no es solo un espacio físico. Es parte de la identidad de La Madrid. Es el lugar donde generaciones enteras compartieron veranos, donde se tejieron amistades y memorias. Es un símbolo de lo que podríamos proyectar hacia afuera. Y, sin embargo, lo que hoy proyectamos es abandono, clausuras y servicios inexistentes.
El turismo, se sabe, es una herramienta de desarrollo económico, cultural y social. Pero para que eso ocurra, hace falta más que discursos: hace falta planificación, gestión, cuidado y continuidad. No alcanza con cortar una cinta el día de la inauguración de temporada ni con organizar torneos aislados. Hace falta una política sostenida que entienda que el turismo no es un “Extra” sino una inversión en el futuro de la comunidad.
Un texto, nos dicen, necesita coherencia y cohesión para ser considerado texto. La pregunta que surge, inevitable, es: ¿Qué condiciones debería cumplir un gobierno para ser considerado gobierno?
Porque mientras las palabras se las lleva el viento, los candados en el balneario siguen ahí, recordándonos que lo que falta no es naturaleza, ni ganas de la gente, sino voluntad política real para abrir de verdad las puertas al turismo y, con él, al desarrollo.
Redacción: Fm 98.7 “Un nuevo concepto en radio”