Propuestas políticas “En contra de”: el vacío de la negación sin alternativas.
En el escenario político contemporáneo, es cada vez más común encontrar discursos y campañas que se construyen no alrededor de soluciones, sino en torno a la negación, la oposición o la eliminación de ciertos elementos del status quo. Estas propuestas no son “a favor de” algo nuevo o transformador, sino “en contra de” algo que se percibe como el problema. Ya sea “acabar con la corrupción”, “derrocar al régimen”, “expulsar a los inmigrantes”, “terminar con los privilegios” o “cerrar el Congreso”, lo que predomina es la denuncia y el rechazo, más que la construcción.
Este tipo de posicionamiento político puede ser eficaz a corto plazo. Apela al descontento popular, canaliza la frustración colectiva y genera una sensación de urgencia moral. La gente se identifica fácilmente con lo que no quiere, especialmente cuando vive bajo condiciones de injusticia, pobreza o inseguridad. Sin embargo, las propuestas centradas únicamente en la oposición suelen carecer de una visión integral del futuro. Decir “no” o “fuera” es fácil; lo difícil es responder con claridad a la pregunta: ¿y luego qué?
La política del “anti”, anticorrupción, anti élite, anti partidos, anti inmigrante, anticapitalista, etc., se enfrenta a un reto fundamental: sin un plan concreto, realizable y bien estructurado, el cambio prometido queda en un limbo. El rechazo a lo existente puede movilizar, pero no puede gobernar. Terminar con algo no es suficiente si no se sabe con qué se lo reemplazará ni cómo se logrará una transición justa, efectiva y sostenible.
Además, estas propuestas suelen caer en la simplificación de problemas complejos. Por ejemplo, prometer “acabar con la inseguridad” sin discutir la reforma del sistema judicial, el fortalecimiento de la educación, o la inversión en políticas sociales, es tan superficial como peligroso. Ignora las causas estructurales de los problemas y termina produciendo soluciones populistas, represivas o simbólicas que no resuelven nada a largo plazo.
Por último, la política construida solo sobre la negación puede derivar en autoritarismo. Cuando el poder se obtiene por medio del miedo, el odio o el desprecio a un “enemigo común”, es fácil justificar medidas extremas en nombre de un supuesto bien mayor. La historia está llena de ejemplos en los que el “acabar con…” abrió la puerta a regímenes aún peores que aquello que pretendían reemplazar.
En conclusión, las propuestas políticas que solo se definen por lo que quieren destruir, eliminar o prohibir, sin presentar alternativas viables, representan una amenaza para la democracia, la gobernabilidad y el desarrollo. La verdadera política no es solo resistencia; es también creación, construcción y compromiso con el futuro…
Redacción: Fm 98.7 “Un nuevo concepto en radio”