Los gestos en la política: entre la convicción y la conveniencia.
A pocos días del cierre de listas, el Movimiento de Futuro (MDF) que responde a Kicillof quedó afuera de la boleta local de Fuerza Patria. Un dato que podría pasar desapercibido para el ciudadano común, pero que en los círculos políticos locales encendió algunas alarmas y varias discusiones.
El concejal en funciones, que aspiraba a renovar su banca, fue invitado a ocupar un tercer lugar, un puesto simbólico, sí, pero también una forma de reconocimiento por los años de militancia. No lo aceptó. Y ahora, mientras la campaña entra en su etapa más caliente rumbo al 7 de septiembre, aparece en actos y recorridas con funcionarios provinciales… pero gestionando para el oficialismo que responde a Randazzo. Una jugada que deja perplejos a propios y extraños.
La pregunta que muchos se hacen en voz baja, y otros no tanto, es: ¿Este es boludo o se hace? Porque a esta altura no se sabe si va o viene. Un día defiende el proyecto nacional y popular, y al otro hace acuerdos con quienes hasta ayer eran la oposición. Todo bajo el paraguas de la gestión. “Trabajo para el pueblo”, dice. Pero la gente no come vidrio, y menos en tiempos de crisis. Porque gestionar no es neutral; cada acción tiene peso político, y los gestos, esos que muchos subestiman, hablan más que los discursos.
“Que se arme un vecinalismo y se deje de romper las pelotas”, dicen que dicen en los pasillos. Y quizás no les falte razón. El problema no es cambiar de frente, la política es dinámica, sino la falta de claridad, la ambigüedad permanente, ese juego de pisar un poco en cada vereda esperando que alguna lo lleve a destino. Pero como decía mi abuelo: “La raya blanca de la ruta no es pa’ las bicicletas”. Porque más temprano que tarde, el que va o el que viene… te lleva puesto.
En política, los gestos no son inocentes. Son señales. Y cuando esas señales son confusas, el pueblo toma nota. No hay GPS que te salve si no sabes a dónde querés ir.
Redacción: Fm 98.7 “Un nuevo concepto en radio”